El Universal
La segunda mitad del año en el fútbol mexicano empezaba después de un Mundial en Brasil que dejó buen sabor de boca a muchos aficionados. Las apuestas por el campeón en México se inclinaban como siempre por los equipos del norte; América y León también entraban en ese pequeño grupo.
La pregunta del millón era si León se quedaría con el tricampeonato. Matosas seguía en la banca, pero los Esmeraldas sufrieron bajas considerables. Rafa Márquez emigró una vez más a Europa, Luis Montes se lesionó durante su participación en la previa del Mundial y Burbano se fue a Tigres.
El otro contendiente, América, también dejó ir a un hombre clave. Miguel Herrera abandonó el nido para hacerse cargo de la Selección y en su lugar fue presentado Antonio Mohamed. Eran dos estilos distintos pero la base de jugadores seguía intacta.
La única baja azulcrema fue la de Raúl Jiménez, quién dio el gran salto a Europa para enrolarse en las filas del subcampeón de Europa, el Atlético de Madrid. Junto con Mohamed llegaron Oribe Peralta y Pablo Aguilar, jugadores que a la postre se volverían claves en el accionar del equipo.
El torneo dio inicio y Mohamed trató de conservar el esquema que El Piojo dejó en el equipo; sin embargo las cosas no caminaban y El Turco decidió implementar su propio estilo. No era un fútbol espectacular pero sí efectivo, y con la ayuda de Peralta y sus goles los puntos por fin llegaron.
Durante el torneo regular varios fueron los equipos que se turnaron el sitio de honor como líderes generales, América, Monterrey, Atlas y Tigres luchaban palmo a palmo, pero las Águilas se quedaron con el sitio de honor sólo por diferencia de goles, Tigres y Atlas fueron segundo y tercero respectivamente.
En cuartos de final el América echó a Pumas, después de esa serie, que fue bastante cerrada y en la que los azulcrema se vieron casi eliminados, empezaron los rumores sobre la salida de Mohamed y la llegada de Matosas. Poco tiempo después también se sabría de la separación de Paul Aguilar por indisciplina. En semifinales la víctima fue Monterrey.
América llegaba a la final con un vestidor partido y con la noticia de que Matosas ya estaba amarrado con la Águilas, muchos creían que esto afectaría el rendimiento del equipo… Todo lo contrario, un 3-1 global le dio al crema su décimo segundo título y Mohamed se iba “dejando la copa, pero con su orgullo intacto”.