De poco sirvió el fuerte dispositivo de seguridad que instalaron en las inmediaciones del Estadio Azteca, previo al duelo entre Cruz Azul y Pumas.
En la puerta ocho del estacionamiento del Coloso de Santa Úrsula, se desplegó un bunker para canalizar las barras auriazules; sin embargo, gran parte de los grupos de animación burlaron la seguridad.
En carros particulares, motos y a pie, fueron llegando por otras puertas las barras auriazules para hacer del estacionamiento del Estadio Azteca su casa.
Algunos vendían gorras o pulseras, otros repartían boletos y los más despreocupados bebían alcohol como ya es una costumbre.
Los trapos que están prohibidos dentro de los estadios del futbol mexicano no faltaron. Los policías únicamente veían y algunos invitaban a los aficionados a ingresar al Azteca.
Lo cierto, es que el ‘Sábado de Gloria‘ poco ayudó. La afición auriazul no realizó una invasión como acostumbra cuando visita el Coloso de Santa Úrsula.