CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 23 (EL UNIVERSAL).- Cruz Azul vencía al América en la final de campeonato 1971-72. Nombres como Octavio Muciño, Miguel Marín y Cesáreo Victorino se convertían en leyenda después de haber arrasado a los entonces canarios por marcador de 4-1.
Ahí se originó el clásico capitalino, bautizado por el narrador de Televisa, Gerardo Peña, como el «Clásico Joven».
Hoy los cementeros se vuelven a parar frente a las Águilas en busca de redención, y los herederos de aquellas figuras, las tres ya fallecidas, piden en nombre de sus padres recordar la prosapia, la de aquellos azules a más de 40 años de ese juego: «Ganen, sólo ganen», dicen.
Octavio Muciño hijo, simplemente solicita recordar que… «La camiseta de Cruz Azul no cualquiera la puede vestir, es una playera de mucha tradición, de respeto, el cual se ganó con trabajo y sacrificio».
Octavio hijo sabe que el «Centavo», estaría melancólico con lo que ahora se vive el equipo: «Fueron años muy difíciles, pero ya pasó.
La verdad es que, ¡qué bueno que nos tocó el América! Los últimos juegos no han sido desfavorables, pero ahora se escribirá otra historia».
Como la escribieron en los 70, donde Cesáreo Victorino dominaba el medio campo por la izquierda.
«No vi a mi papá jugar, pero en casa todo era azul y blanco», recuerda Cesáreo junior, quien también jugó en La Máquina, «ese partido de la final de los 70, lo he visto un millón de veces, mi papá lo tenía grabado y yo siempre lo ponía… Metió gol».
Cesáreo, acepta que su papá tendría una gran tristeza «por la mala racha del equipo. La gente está ávida de campeonatos.
Las Copas que se han ganado no son suficientes. Él era un azul de cepa. Su corazón era cementero. Te aseguro, estaría frustrado».
Por eso pide, exige, «que los buenos resultados lleguen ya. Cruz Azul tiene la afición más noble de México, no merece lo que se vive ahora».
Max Marín, es el hijo de «El Supermán», máximo ídolo cementero.
El ahora técnico afirma que su señor padre, «enfrentaba estos juegos con mucho orgullo, con gran sentimiento, como era él».
Mas vivir del pasado no es bueno, «eso ya quedó atrás, los de ahora deben escribir su destino».
En la víspera de un juego como éste, «mi papá estaría emocionado, lo disfrutaría mucho, y siento que la gente de Cruz Azul debe estar feliz por el ahora, porque así como no se puede vivir de los logros de hace 40 años, tampoco podemos lamentarnos de lo que sucede hace 20.
El pasado te hizo grande, pero el presente te debe motivar mucho más».
Por eso sólo hay una petición, desde allá arriba: ganen.