Con más de 30 jugadores prestados, tanto en las diferentes Ligas de México como en Europa y Sudamérica, los Tigres han hecho un modelo de negocio que les ha funcionado en los últimos años.
Los felinos compran barato, la mayoría jóvenes, quienes son prestados y después, si muestran un nivel interesante, los regresan al club, tal es el caso de Luis y Julián Quiñones, además de Jordan Sierra. El último caso es el de uruguayo Leo Fernández, quien se ha convertido en la figura del Toluca.
El charrúa está a préstamo con los Diablos Rojos, pero los regiomontanos pueden reclamarlo de vuelta en cuanto termine este torneo. “Estoy tranquilo. Cuando termine este tiempo, ya vendrá lo que sigue. Si me pongo a pensar en lo que viene después, sería una locura de mi parte”, comentó Leo.
Los regiomontanos cuentan con 33 futbolistas a préstamo en nueve Ligas alrededor del mundo. Entre ellos destacan nombres como el de Fernández (Toluca), Ismael Sosa (Tigres) y Alberto Acosta (FC Juárez). El mejor “socio” de los regiomontanos es Bravos, como en su momento fue Lobos BUAP, con seis prestados en la frontera.
Otro “negocio” de los Tigres en el balompié sudamericano es el Paz Futbol, un equipo amateur en Cali, convertido en una sucursal de talento para los felinos.
Este club protege a jóvenes y les da un hogar, en el cual puedan desarrollarse.
Algunos de estos colombianos han llegado a los Tigres, como Julián Quiñones, ya consagrado en Liga; Fernando Hurtado y Carlos Lucumí, en inferiores. “El primero fue hace varios años, con el ingeniero Alejandro Rodríguez [entonces presidente del club mexicano] y Miguel Ángel Garza, quienes conocieron las instalaciones y trabajo de nuestros chicos.
De esa forma empezamos a llevar a jóvenes a las instalaciones de Monterrey y tuvieron oportunidades de jugar en sus categorías”, explicó vía telefónica César Valencia, presidente del Paz Futbol.
Este convenio permite que los mejores talentos se formen en el futbol mexicano y, en caso de venderlos, se obtienen porcentajes por dicho fichaje.