Tigres tiene como hijos a los Rayados, a los que por tercera ocasión consecutiva derrotó y por tercera ocasión los dejó en cero.
Clásico sin mucho color, más allá del que propiciaron los aficionados del Monterrey, que rompiendo reglas de sanidad, realizaron una caranava desde El Barrial hasta el estadio para acompañar a su equipo, y ahí armar una verbena que puede causar más mal que bien.
En el campo ambos equipos se mostraron en su nivel, nada espectacular, nada de lo que se cacareó sólo en la ciudad. La diferencia fue que las individualidades de Tigres funcionaron, el ejército armado por Ricardo Ferretti sigue siéndole fiel y el de Antonio Mohamed parece tener algunos elementos que ya no están tan comprometidos con él.
Esta vez Gignac no fue el héroe, sólo apareció para felicitar a Leo Fernández, autor del primer gol (23’), quien se encontró balón de Jesús Dueñas, y en la segunda parte el talismán, Nicolás López (78’) definió en contragolpe tras entrar de cambio.
Clásico del que muchos hablaron y poco ofreció. Ganó Tigres… ¿y?