Tendida sobre el hirviente césped del Volcán, Blanca Félix tardó más de la cuenta en reincorporarse. No es que la guardameta del Guadalajara estuviera lesionada. Lo que le dolía era el corazón, porque apenas se cumplía el primer cuarto de hora, pero sabía que todo había terminado para las Chivas.
Catorce minutos de vértigo bastaron a las Tigres para consagrarse como las primeras bicampeonas en la aún naciente historia de la Liga MX Femenil.
Las tres anotaciones que marcaron en el arranque del cotejo de vuelta fueron suficientes para demostrar que no tienen competencia y que lo del Rebaño Sagrado fue sobresaliente, aunque no le alcanza para ser campeón. Cuestión de calidad.
Es por eso que Félix derramó algunas lágrimas sobre el campo del estadio Universitario. La potente definición de Stephany Mayor (14’) aniquiló la final, cuyo marcador en la vuelta (5-3) y en global (7-4) apenas reflejó la distancia entre ambos equipos.
Las Tigres sabían que estaban prohibidos los descuidos y finiquitaron todo muy pronto. El doblete de Jacqueline Ovalle (7’ y 12’) fue un mazazo incontestable para el Guadalajara, cuyas chicas extraviaron la sonrisa cuando apenas asimilaban que disputaban la final.
Lo demás fueron anécdotas. Las anotaciones rojiblancas Miriam García, 40’; Carolina Jaramillo, 57’; y Gabriela Valenzuela, 94’) resultaron espejismos que fueron despedazados. Las Tigres rubricaron su cuarto título en la historia.