Los Tigres alcanzaron su duodécima final de Liga, gracias a que fue mejor en la fase regular, mas no en la serie semifinal en la que empató el global 1-1, contra el Monterrey, y se benefició de su mejor posición en la tabla.
Triunfo por la mínima en la vuelta (1-0), luego de que Rayados dio el primer golpe en el estadio BBVA. Pero los universitarios, entre drama, hicieron respetar el Universitario, motivados por su gente y por el recuerdo del fallecido Osvaldo Batocletti.
Con poco, los de Ricardo Ferretti consiguieron mucho: otra final para adornar el irreverente ciclo de dominio que han ejercido, suficiente para romper con la paridad de su hermano en cuanto a clásicos regiomontanos, con 42 a favor de los auriazules y 41 ganados del otro bando.
Los de la UANL respondieron a la presión, al necesitar cualquier triunfo, pero sin recibir gol. Y para resolver la llave, Guido Pizarro, se encargó de ser el hombre del partido, al abrir el marcador literalmente arriesgando la vida, al conectar de cabeza el balón, pero también con la cabeza de un defensor.
Por minutos, Pizarro quedó tendido en el césped, en un similar escenario de la ida, cuando Jesús Dueñassufrió un golpe en la cabeza que lo mandó al hospital, pero que al mismo tiempo exhibió la falta de protocolos por contusiones cerebrales.
Mismo caso el de Pizarro, quien sacrificó su integridad física para buscar el soliatrio gol que tiene a los Tigres en una nueva final por los resultados obtenidos como sublíder.
Pese a que Pizarro terminó por ser trasladado a un nosocomio, la hostilidad y la intensidad hizo que jugadores como Luis Rodríguez también sufrieran aparatosos golpes, mientras que el parado táctico de Diego Alonso sufrió por la lesión del guardameta Marcelo Barovero.
Engañoso pase de los Tigres del Tuca Ferretti, luego de avanzar por la misma forma en los cuartos de final ante Pachuca, además de una gran actuación del meta Nahuel Guzmán. Pero el fin justificaría los medios con los que los felinos se confirman como los primeros finalistas y con un triunfo que fue endulzado con el pitazo final y el estallido de fuegos artificiales.