Nuevo León se pintó de azul y blanco y Rayados recuperó la paternidad sobre Tigres en el mejor momento posible, para sellar su boleto a las semifinales del Clausura 2024 tras vencer en el global por 3-2.
La “nueva era” del Monterrey superó Tigres, que poco a poco comienza a decir adiós a aquella época dorada que firmó una década de éxitos. Faltó espectáculo y sobró pasión en la edición 137 del Clásico Regio, que le sirvió al Monterrey para eliminar al eterno rival, matar a los fantasmas del pasado y cortar la hegemonía auriazul en su terreno.
Robert Dante Siboldi corrigió los errores de la ida y se la jugó con Diego Reyes en defensa, exhibiendo a Samir Caetano por las fallas en el Volcán. Le dio la oportunidad a Guido Pizarro pero no podía ser alguien más que André-Pierre Gignac (26’), el máximo goleador en la historia de Tigres y el gran verdugo del Monterrey, quien encendiera la ilusión auriazul con un gol de tacón que por momentos, enmudeció el Gigante de Acero. Pero esta vez, no fue suficiente.
La pasividad del primer tiempo se apagó con los gritos y exigencias de la afición albiazul y Rayados comenzó a acercarse a la portería de Carlos Felipe Rodríguez, hasta que Jordi Cortizo (58’) se encargó de empatar el partido tras aprovechar un tiro que rebotó en el poste y le quedó servido a sus pies.
La Pandilla necesitaba un gol para “matar” a Tigres y fue lo que consiguió. 51 mil 95 aficionados acompañaron al equipo y les dejaron claro que el objetivo es “dejar la vida por ser campeón”.
El siguiente paso será contra el Cruz Azul de Martín Anselmi.