El Universal
La diplomacia mostrada durante los más recientes días terminó en el pesaje. Saúl Álvarez y Daniel Jacobs terminaron a empujones y mentadas de madre su cita con la báscula, la cual cumplieron sin mayores problemas. «Le voy a ganar, le voy a demostrar lo bueno que soy, que chingue a su madre», dijo Jacobs, campeón mediano de la Federación Internacional de Boxeo.
Justo después del pesaje, cuando estuvieron frente a frente, el tapatío recargó su frente en la del neoyorquino, quien le contestó con un cabezazo. De inmediato empezaron los empujones y los colaboradores de cada uno llegaron a separarlos.
«Lo voy a decir en español para que todos me entiendan, porque aquí todos son mexicanos: que chingue a su madre«, contestó el «Canelo«, monarca mediano del Consejo Mundial de Boxeo y la Asociación Mundial de Boxeo. «Su reacción es normal porque tiene miedo, lo que pasa es que tiene miedo».
El boxeador tapatío pesó 72 kilogramos y el estadounidense 500 gramos más, justo el límite de la división.