Es cierto que la voltereta definitiva se dio en el último cuarto, pero todo comenzó en el tercero, cuando Jamal Murray y Michael Porter Jr. no sólo dinamitaron la ventaja del Heat, también su moral.
Gracias a una segunda mitad en la que exhibieron sus mejores armas (incluida la defensa), los Nuggets de Denver vencieron a Miami (94-89) para proclamarse campeones de la NBA por primera vez en la historia.
Dulce velada en la Arena Ball, que se estremeció desde sus entrañas gracias a la reacción de una quinteta que dejó de ser fría y calculadora, para mutar en explosiva y con mucho corazón.
Pese a eso, el Heat tuvo la oportunidad de alargar Las Finales, que concluyeron 4-1 en favor de los Nuggets.
Jimmy Butler, su playmaker, metió al juego a los monarcas de la Conferencia Este con tres tiros libres, pero erró un pase que parecía sencillo en la posesión que pudo darle ventaja a los de Florida, con menos de un minuto por jugar.
Fue la acción catártica. Los últimos segundos fueron de cierto alivio para los Nuggets, que en los últimos minutos tuvieron a Bruce Brown como gran figura, más allá del aporte de Nikola Jokic, quien volvió a tener otra gran noche, con 28 puntos, 16 rebotes y cuatro asistencias.
Su nombre ha quedado grabado en la historia de una franquicia que tardó 47 años en quedarse con el trofeo, pero eso fue lo de menos para la multitud, que gozó enormemente por fin ver al Larry O’Brien en las manos de sus jugadores.