México logró cumplir con el compromiso de ganar en Honduras, aunque no consiguió la clasificación al Mundial de Qatar. Victoria por la mínima ante Honduras, que pone al Tricolor con un pie y medio en la Copa del Mundo. Ahora para amarrar, deberá de empatar, por lo menos, con El Salvador el próximo miércoles en la cancha del estadio Azteca.
Esa fue la buena noticia. La mala es que la Selección Mexicana ante un joven e improvisado equipo catracho, volvió a mostrarse como un cuadro al que le falta la onza, que no es matón. El juego era demasiado fácil y se lo hicieron dificil ante la peor selección hondureña de los últimos 30 años.
Fue hasta el segundo tiempo, ya con gente como Diego Lainez y Uriel Antuna en la cancha, que México encontró el gol que le dio la victoria, los tres puntos y la mitad o más, del boleto a Qatar. Fue un cabezazo de Edson Álvarez, el que venció a la zaga hondureña, una zaga que ha aceptado 24 goles en el octagonal, y que se estaba volviendo un verdadero candado para México.
Sin Gerardo Martino en el estadio, con Jorge Theiler en la banca, la Selección dominó de inicio a fin del juego, pero el dominio fue infructuoso, sin profundidad o claridad, con Héctor Herrera queriendo hacer mucho pero produciendo poco; con Raúl Jiménez actuando con desconfianza; con Corona y Lozano sin desbordar y sin Carlos Rodríguez sin marcar la diferencia.
El gol iba a caer, tarde o temprano. Honduras no tenía con qué ponerle resistencia a México, es por eso desesperación se apoderaba del Tricolor, que estaba en el filo de la navaja, ya que un error podría comenzar el desastre.
Entró Lainez, entró Antuna, de inmediato cayó el gol, pero las cosas no se tranquilizaron, porque los catrachos jugaron por orgullo, ese que tanto hace falta en otros lados. México está con un pie y medio en el Mundial, solo un auténtico desastre lo evitaría. Ahora en lo que hay que trabajar, es que el desastre no suceda en Qatar.