No, al igual que Gerardo Martino o Diego Cocca, tampoco pudo Jaime Lozano. La paternidad de Estados Unidos sobre la Selección Mexicana sigue. Ya son siete partidos y contando.
La revancha no llegó esta vez, pero sí el tricampeonato del combinado estadounidense. Los anfitriones se impusieron (2-0) a México para conseguir su tercera Nations League en fila.
El Tricolor sigue quedándose con las ganas y esta vez ni peligro generaron en el arco rival. Inoperancia total por parte del equipo mexicano.
¿Guillermo Ochoa o Luis Malagón? ¿Santiago Giménez o Henry Martín? Debates que parecen interminables, pero que ahora cobrarán mayor relevancia. El puesto de Jaime Lozano está más en duda que nunca.
La salvada de Ochoa apenas al minuto 5 de nada sirvió cuando a segundo del final de la primera mitad Tyler Adams lo venció con un soberbio golazo desde fuera del área. Gio Reyna amplió la ventaja al minuto 63 ante otra mala marca de la zaga nacional.
Los 59 mil 471 fanáticos que asistieron al AT&T Stadium, en su mayoría mexicanos, se dividieron entre los que gritaron puto y detuvieron el juego en dos ocasiones y los que se burlaron como ya es una costumbre con el famoso cántico «Dous a cero».
Jaime Lozano fue incapaz de solucionar el caos que se vivía en la cancha, los líderes jamás aparecieron y en la tribuna los Tricolores sacaron su frustración contra el sector de fanáticos estadounidenses que se burlaron de otra victoria sobre el acérrimo rival.
Estados Unidos vive una época de ensueño, con un proyecto sólido e incontables jugadores en el futbol europeo, mientras México vive una época de reconstrucción que parece más una época llena de incertidumbre y sin presión por clasificar a un Mundial. Hoy el Gigante de la Concacaf ha cambiado de bando.