Gerardo Martino mutó en energúmeno. No era para menos. La Selección Nacional pisó el maltratado césped del estadio Cuscatlán y mostró su lado masoquista, ese que generó varias canas más en su muy nervioso entrenador.
Victoria en El Salvador (2-0), demasiado apretada para la diferencia entre ambos equipos. El Tricolor mantiene la cima en el octagonal de la Concacaf, Qatar 2022 cada vez está más cerca, pero hay que impide tener tranquilidad al Tata: El increíble gusto de su equipo por meterse en problemas, lo que quedó claro en un estadio al que sus propios yerros encendieron, porque la multitud estaba callada mientras el equipo mexicano cumplía.
Sobre todo en cuanto al temple. El gol de Héctor Moreno (31’) puso justicia a un cotejo que era dominado por un equipo que presentó ocho cambios con respecto al choque ante Honduras… Hasta que decidió mostrar su poder de autodestrucción.
La inentendible expulsión de Néstor Araujo (68’) dio esperanza a La Selecta, pero no pasó de eso. El Tricolor ganó, pero no da esa sensación de tranquilidad.