El Manchester City es campeón de la Premier League por tercera vez en cuatro años. Pero 6 meses atrás, numerosas voces se cuestionaban incluso la continuidad de Pep Guardiola en un City que marchaba décimo a inicios de noviembre.
El City era un equipo irreconocible y tenían problemas defensivos debido a fallos en la presión y lesiones en su plantilla. Además, tenían falencias en la creación de oportunidades y prácticamente toda la responsabilidad del ataque corría a las espaldas de un solo jugador: Kevin De Bruyne.
Lo más llamativo de este título es que el City estaba lejos en las apuestas deportivas para ser campeón allá por la mitad de la temporada.
Luego de la derrota en casa por 2-5 frente al Leicester, llegó Rubén Días para intentar arreglar los problemas en defensa. Desde Virgil Van Dijk, no se había visto nunca un salto de calidad tan importante en el desempeño defensivo de un equipo.
Pero el City aún necesitaba volver a controlar los partidos a su gusto. Volver a ser impredecibles en ataque. Durante demasiado tiempo, su equipo corría mucho y jugaban con un ritmo frenético que según Guardiola hacía que no eran capaces de sorprender a los rivales: “Todos los jugadores eran muy rápidos, pero en el fútbol necesitamos hacer una pausa y cambiar el ritmo del juego”.
La solución se encontró en liberar a Ilkay Gundogan de sus responsabilidades defensivas. Mucho tiempo pasó el alemán en una posición profunda de mediocampista defensivo, pero se le dio la carta libre para correr hacia adelante y llegaron los goles. Fue elegido mejor jugador del mes en la Premier League dos veces consecutivas.
Joao Cancelo pasó del lateral izquierdo al lateral derecho y se le encargó de meterse al mediocampo desde su posición para juntarse a De Bruyne y Gundogan y ayudar en la creación de juego.
Oleksandr Zinchenko ocupó el lateral izquierdo y enseñó un manejo del balón tan bueno como su solidez defensiva que apoyó a la ya solida pareja de Dias y John Stones.
La famosa ‘pausa’ que Guardiola le pedía a su equipo, había, repentinamente, llegado al juego del City. Realmente el juego del City se volvió más lento en términos del avance de la pelota en dirección al arco contrario en metros por segundo. Desde el empate frente al West Bromwich en el que circularon la pelota hacia adelante en 1,25 metros por segundo, fueron reduciendo esta cifra hasta llegar a los 0,8 metros por segundo en donde se quedaron por el resto de la temporada. Esto es lo más lento que se vio en toda la era de Guardiola en el City y era una circulación de balón más lenta que en cualquier otro equipo de la Premier League.
El City hizo de la paciencia una característica inerte de su juego. Ya no era correr por correr, sino plantear un juego de posesión más pausado, esperando a generar espacios para lanzar pases en profundidad.
La paciencia fue también una palabra que resume la temporada del jugador revelación del Manchester City este año: Phil Foden.
El joven jugador inglés estaba desesperado por finalmente sumar minutos en el equipo, pero, aun así, Guardiola lo llevó poco a poco y no fue sino hasta después de Navidad, con el equipo ya más asentado en buenos desempeños, que Foden empezó a tener minutos y tuvo un impacto inmediato y decisivo en la campaña del City.
Antes de Navidad, las chances de gol del equipo estaban lideradas en un 33% por De Bruyne y un 25% por Riyad Mahrez. Después de Navidad, Foden era responsable por 22,5% de las oportunidades de gol del equipo seguido de De Bruyne con 22,4% (seguido de Ferran Torres con 21% y Mahrez con 17%).
Pero el City deberá sobre todo abordar el problema del delantero centro. Sin un 9 de área, tuvieron menos oportunidades de gol que en cualquier otra temporada de Guardiola en el City. Este año compensaron la falta de goles con un mayor control cuando iban arriba en el marcador, pero para la temporada que viene, esta podría ser la mejora para defender su corona.