El sueño del Guadalajara se terminó. Llegaron hasta donde dio su capacidad y plantel. León va a otra final, va por el octavo título en su historia al derrotar a las Chivas 1-0, para global de 2-1.
Esto sin duda es un fracaso para el Rebaño, paliado por todo lo que vivieron en el torneo: Cambio de técnicos, indisciplinas, lesiones y contagios de Covid, pero a pesar de esto, por la historia del equipo, un llamado grande, no lograr el título es no cumplir con el objetivo, y eso se llama fracasar, más allá de que muchos lo quieran ocultar.
León irá por el octavo título en su historia, tratando de coronar los varios torneos en que ha dominado el torneo regular, jugando de forma atractiva y contundente. Ignacio Ambriz sabe que para que el medio lo considere un técnico “top”, debe de levantar la corona, no quedarse con las felicitaciones por el gran juego que genera su plante. Va por otra oportunidad, y quizá, todo hace indicar, será contra Cruz Azul, lo que sería revivir una revancha que data del Invierno de 1997.
No fue genial el juego desplegado por La Fiera, pero sí suficiente para mermar a unas Chivas que ofrecieron empuje y enjundia, pero con eso no se le gana al líder de la competencia. El jugar con un sólo contención nominal, Jesús Molina, fue un atrevimiento que Víctor Vucetich pagó caro, el espacio entre líneas fue muy grande, Fernando Navarro vio el hueco y filtró el balón a Angel Mena quien sirvió a Joel Campbell para anotar el que sepultaba las aspiraciones de los tapatíos (17’).
Chivas lo intentó, es verdad. Rodolfo Cota y toda la polémica que generó en el juego de ida, ahora sí cumplió, no dejó nada a la duda. JJ Macías y Alexis Vega, quienes jugaron tocados, no dieron para más, fueron sustituidos y poco a poco las fuerzas del chiverío se mermaron, se terminaron y fueron eliminados.
León va por su octavo título, merecidamente y el Guadalajara firma otro fracaso en su reciente historia, porque es verdad, volvió a una Liguilla, pero ese es un pobre consuelo para la prosapia que presumen las Chivas Rayadas.