El arbitraje mexicano ha tenido una de las peores jornadas de las que se tenga memoria, con decisiones que no sólo incidieron en el marcador, sino que además dejaron en entredicho la capacidad de los silbantes en cancha, de los que se encuentran en el VAR y hasta los instructores.
La polémica no fue sólo a nivel nacional, fue más allá de las fronteras, con ese polémico penalti de dos o tres toques del juego entre Mazatlán y Cruz Azul.
El gol marcado por Jonathan Rodríguez, desató gran polémica entre informadores pero más que nada, entre exárbitros, ahora convertidos en analistas que se dividieron en dos bandos: a favor de la Comisión de Arbitraje, encabezado por Eduardo Brizio, hermano del presidente de los silbantes, y en contra todos los demás, con reacias críticas de Francisco Chacón, quien salió de la Comisión de Arbitraje bajo la presidencia de Arturo Brizio.
La jugada ha sido analizada por expertos extranjeros, quienes han dado diversas opiniones. Brizio acepta que el delantero de Cruz Azul tocó más de una vez el balón cuando ejecutó la pena máxima, pero no lo movió, así que la decisión tomada por los VAR, Adonaí Escobedo y Jonathan Gutiérrez y avalada por el central Óscar Macías, fue correcta.
Y el fin de fiesta vino en el Clásico Nacional, en el que se pasó por alto un penalti a favor de Chivas, falta de Jorge Sánchez sobre Uriel Antuna, que no fue revisada por el Video Arbitraje y la anulación de un gol del América, cabezazo de Sebastián Córdova, sin los suficientes elementos para ratificar su no validez.
Cuando muchos opinan que el arbitraje ha mejorado desde que se dio la orden de ya no ir en exceso al VAR, la realidad es que la crisis se agudiza y deja muchas dudas a futuro.