Hasta en el último día de su carrera como atleta olímpico, Yahel Castillo demostró la clase de persona que es.
Pese a que él fue el principal culpable de que a su dupla se le fuera de forma inverosímil la medalla de bronce, el señor no se dignó a hablar con la prensa, pero lo peor no es eso, sino que dejó solo a Juan Celaya (un debutante) en el momento de dar las explicaciones de lo sucedido.
Hasta el propio chavo se veía molesto por la situación, ya que tuvo que enfrentar a la prensa solo.
¿A qué grado llega su soberbia que el jefe de prensa del Centro Acuático de Tokio lo fue a buscar para exigirle que diera declaraciones a los medios de comunicación que tienen derechos, pero a él le valió y no salió jamás?
Ese es Yahel Castillo, capaz de mandar al matadero a su joven compañero, con quien -por cierto- la última palabra que cruzó fue al término de su clavado final. No, no hubo retroalimentación. De un apoyo verbal, ni hablamos.