Poco antes de volver a la mitad de campo que correspondía al representativo mexicano, y mientras la muchedumbre en el estadio Rommel Fernández tragaba saliva sabor acre, Raúl Jiménez levantó el puño derecho y con la mirada buscó a ese hombre que tanta fe le tiene. Al costado de la línea de cal, Gerardo Martino le respondió con un guiño de ojo.
El «Tata» volvió a comprobar que su diagnóstico es el correcto. El futbolista del Wolverhampton es el indicado para cargar con la responsabilidad de marcar los goles en la Selección Mexicana.
El delantero hizo otros dos, sus 24 y 25 con la casaca nacional, suficiente para guiar al Tricolor a una goleada (3-0), primera victoria en Panamá en 19 años, y darle el boleto a la ronda final en la Nations League de la Concacaf, que se disputará en junio de 2020.
En más de una ocasión, el entrenador argentino ha externado que el torneo no sirve de mucho al equipo nacional, porque no le permite probarse a sí mismo y -por ende- elevar su nivel, discurso que lo obliga a llevárselo sin mayores problemas. Va en camino de hacerlo. Hasta ahora, paso inmaculado en tres presentaciones.
El Grupo B del nuevo certamen está resuelto. Prácticamente lo estaba, pero lo de ayer en el sur de Centroamérica confirmó que el partido del martes contra Bermudas, en Toluca, será mero trámite. Para lo único que servirá es dar a los mexicanos el primer sitio de la siembra, de cara a las semifinales.
Duelo que luce bastante más sencillo que el de anoche. Es cierto que el Rommel Fernández tuvo una muy pobre entrada para los estándares de una visita mexicana: apenas la mitad de su capacidad. El equipo dirigido por Américo Gallego dejó ir casi todas sus opciones de estar en el Hexagonal Final rumbo a Qatar 2022. Deberá buscar su boleto mundialista por la ruta larga: ante más de 30 selecciones primero y, si sale vivo, sortear un par de reclasificaciones más.
Eso explicó la alta temperatura irradiada por el «Tolo» y sus futbolistas, quienes perdieron la batalla de los sentimientos y pusieron el calor que faltó en la grada. Edson Álvarez fue el único que cayó en el garlito y le entró a los innumerables empujones, aunque mostró experiencia, no se arriesgó de más y firmó el segundo.