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Japón vence a España y queda líder del Grupo E

El combinado asiático se impuso en el último duelo a España y los mandó al segundo lugar; Alemania queda eliminada

Otro golpe a la vanidad y la soberbia. Esta vez Japón a base de pundonor, puso en su lugar al equipo de España y al derrotarlo (2-1), y lo mandó al segundo lugar del grupo E, para enfrentarse al sorprendente Marruecos.

Japón a base de su futbol puro y consistente, puso en su lugar a la arrogante España, con su juego hermoso, pero poco efectivo cuando se abusa de él. Los nipones se enfrentarán en contra Croacia en la siguiente ronda.

 

España juega tan bien y hermoso al futbol, que hace que todo parezca fácil, que cualquiera puede hacer lo mismo.

Premisa sencilla: Tocó el balón y me muevo, doy el pase a donde seguramente habrá un compañero que ocupe el lugar y el momento, así se armará la jugada hasta que culmine en gol.

Pero a veces lo hermoso se confunde con vanidad, con arrogancia, petulancia.

España jugó por nota la primera parte, haciendo lo que le gusta y sabe hacer: música con el futbol, llegando al clímax con el gol de Álvaro Morata (12’) apenas al amanecer del partido.

Después de ese momento, La Roja vio tan sencillo el juego que se dedicó a pelotear, a mover el balón por todas partes. El objetivo final no era cuántos goles meter, sino cuántos toques se le hacían a la pelota como una muestra clara de su superioridad.

El portero Unai Simón había mostrado exceso de confianza, dejándose llegar demasiado, arriesgando de más la posesión. En el primer tiempo estuvieron cerca de quitarle el balón.

España juega tan bien y hermoso al futbol, que hace que todo parezca fácil, que cualquiera puede hacer lo mismo.

Premisa sencilla: Tocó el balón y me muevo, doy el pase a donde seguramente habrá un compañero que ocupe el lugar y el momento, así se armará la jugada hasta que culmine en gol.

Pero a veces lo hermoso se confunde con vanidad, con arrogancia, petulancia.

España jugó por nota la primera parte, haciendo lo que le gusta y sabe hacer: música con el futbol, llegando al clímax con el gol de Álvaro Morata (12’) apenas al amanecer del partido.

Después de ese momento, La Roja vio tan sencillo el juego que se dedicó a pelotear, a mover el balón por todas partes. El objetivo final no era cuántos goles meter, sino cuántos toques se le hacían a la pelota como una muestra clara de su superioridad.

El portero Unai Simón había mostrado exceso de confianza, dejándose llegar demasiado, arriesgando de más la posesión. En el primer tiempo estuvieron cerca de quitarle el balón.