Cuando acabó el juego, de la tribuna alguien lanzó un vaso lleno de líquido de dudosa procedencia que casi golpea a Pedro Caixinha. El portugués no hizo caso, como no lo hizo cuando detrás de su banca la fanaticada cementera le gritaba de todo por el mal paso del equipo.
“Estamos en deuda”, reconoció el portugués, “pero antes que nada con nosotros mismos. Entiendo lo que siente la afición, pero para salir de esto primero hay que reconocer que estamos en deuda con nosotros”.
Pero ahí no quedaron los reclamos al estratega. Aficionados que se quedaron en algunos palcos a ver el juego entre Tigres y América también fueron sobre el luso.
Los jugadores salieron sin que nadie los molestara, hasta que apareció Caixinha, quien en cuanto fue reconocido, se volvió blanco de todo tipo de expresiones en su contra…
“¡Ya vete, estás acabando con Cruz Azul!”, le gritaron. “Te quedó grande el equipo”, “cuánto te está dando el Gullit de su sueldo”.
El estratega a nada responde. No voltea buscando quién es el perpetrador, sigue adelante con su portafolio, sin detenerse. Un último grito se escucha antes de retirarse, “sólo tú Fierro, sólo tú y Corona”.