El América-Pumas, no fue más exquisito que los anteriores clásicos, pero sí el más emocionante, con más llegadas al área, con más drama, con polémica, pero esto no fue por la calidad de los futbolistas, sino por tantas ausencias en ambos cuadros.
Aguilas e universitarios no tenían a su equipo titular, y eso abrió a que aparecieran muchos errores, sobre todo en defensa, que permitió que el juego en algún momento se hiciera de ida y vuelta y terminara con un justo empate a dos.
América sigue invicto en los Clásicos del torneo y llegó a 25 puntos, Pumas, que terminó con un hombre menos, subió a 24.
Jugo que no quedó a deber, que le faltó calidad pero le sobró enjundia. Punto bien repartido entre equipos que son candidatos. Fue un digno partido de la palabra Clásico.
América comenzó a dominar de forma organizada, con triangulaciones y pases cortos que hicieron mostrarse al portero Julio González, suplente de Talavera pero Pumas respondió en largo y Oscar Jiménez, suplente de Guillermo Ochoa, respondió de buena forma.
Hasta que se vio el punto débil de las Águilas. Por la izquierda, por donde jugaba el joven Ramón Juárez entró el ataque, una, dos veces y a la tercera Juan Pablo Vigón venció a Jiménez con tiro a segundo poste (27’). América se tardó en reaccionar, de volver a ponerse sobre piernas fuertes y en una gran jugada de Henry Martín, Nicolas Benedetti igualó (38’).
Pumas se destapó con la incorporación de Alejandro Mayorga que se metió hasta la cocina para centrar donde Juan Iturbe de palomita pusiera el 2-1 a favor de los universitarios (55’).
Comenzó el intento desesperado azulcrema y Julio González comenzó a agrandarse, parecía que los Pumas tenían el juego en la bolsa, hasta que en un minuto todo se derrumbó. Andrés Iniestra se hizo amonestar, provocó un tiro libre, vino el disparo, Iniestra metió la mano, se marcó penalti, se fue expulsado, y Federico Viñas hizo el gol del empate (80’).
Partido digno de llamarlo Clásico. Digno empate a dos.