Costa Rica llevó a México hasta el extremo. Gustavo Matosas llevó a Gerardo Martino a punto de desesperación. Penaltis. Aquello de perfeccionar el plan A, la formación madre del estratega tricolor, tendrá que esperar. Ante los ticos, le costó trabajo romper el candado impuesto por Matosas, quien mandó a su equipo a jugar en cosa de 20 metros. El sufrimiento y la presión fue inmediata.
Pero en los momentos de desesperación apareció Guillermo Ochoa y detuvo el primero de la muerte súbita clasificando a México a las semifinales.
Se sufrió, pero se ganó. Vaya bienvenida para el Tata a la verdadera Concacaf. No fue fácil, nada fácil.
La indicación de Martino sobre su delantero centro fue clara durante la semana: No abandonar el área, tratar de estar lo más posible en la caja para ser el referente de las situaciones al ataque con Rodolfo Pizarro y Uriel Antuna por los lados. Raúl Jiménez se mantuvo en el plan, aunque por momentos, desesperado, buscaba participar más en busca del balón.Y aunque fue complicado, Jiménez abrió el marcador para los mexicanos a los 43 minutos en un doble intento hacia la portería tica.
Un gol que parecía tranquilizar la tensión acumulada durante un primer tiempo cerrado por el rival y por la falta de creatividad tricolor. Pero esa tranquilidad duró solamente el entretiempo y siete minutos más. Otra vez las desatención es defensivas. De nueva cuenta, la pérdida de un balón controlado que originó una mala decisión del árbitro.
Luis Rodríguez y Jesús Gallardo perdieron el duelo contra Joel Campbell y ante la escapada del rival, el Chaka lanzó desesperado una patada, casi conectó fuera del área y el árbitro marcó penalti.
Sin VAR en la Copa, el error del panameño John Pitti hizo recordar otros capítulos de este tipo en los que ha estado involucrado México: el penalti a favor de la Copa Oro 2015 ante Panamá y en contra del Mundial 2014 ante Holanda.
El empate, que vino del buen cobro del eterno Bryan Ruiz (52′) incrementó la tensión para los mexicanos, que con la incapacidad de concluir las pocas que generaron, también dejaron espacios.
Para los tiempos extra, Costa Rica lo perfiló hacia los penaltis con descaro. La incapacidad de México le limpió el camino. Luego vino la serie de penaltis. Mal comenzó con el fallo de Jiménez, pero cuando terminaron los primeros cinco, gracias a que Leal lo echó por un lado todo quedó empatado a cuatro. Se vino la muerte súbita y ahí Francisco Guillermo Ochoa fue el héroe, el más grande, con una atajada sensacional que rescató a Martino.