Golpes arteros. Patadas que tenían como objetivo lesionar. Codazos, jalones, penaltis…, de todo vivió el América en su visita al Nacional. Y no perdió.
Las Águilas lograron el empate 1-1 con el Comunicaciones en el juego de ida por los octavos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf, un resultado por demás favorable por todas las circunstancias que se vivieron en el juego, ya que fue una auténtica guerra, aderezada por la pésima actuación del árbitro estadounidense Jair Marrufo.
A los 20 minutos vino una artera agresión a Andrés Ibargüen, una plancha sobre el tobillo izquierdo que casi lo rompe.
El jugador rival no fue siquiera amonestado. Ahí se escribió el libreto del juego, un partido en el que hubo más patadas que futbol, pero sorprendentemente quien pegó más fue un mexicano; el delantero Agustín Herrera, ex del Santos y el Correcaminos, ahora delantero centro de los chapines, quien no se cansó de golpear a los americanistas.
El tiempo pasaba y el América, chato en ofensiva y heroico en defensa, sobrevivía. El empate a cero era un buen resultado, pero llegó el gol de Gerardo Gordillo, precedida de una clara falta sobre Santiago Cáseres. Herido en el orgullo, los de Coapa trataron de igualar con base en empuje, ya que el buen futbol quedó guardado, debido también al mal estado de la cancha.
A los 90 minutos vino un disparo de fuera del área que rechazó hacia el centro el portero guatemalteco, la pelota le quedó a Sebastián Córdova, quien empató.
La llave se resolverá el 26 de febrero en el estadio Azteca de la Ciudad de México.