Esta es la realidad de la Concacaf. Las diferencias que hay entre una Liga profesional como la mexicana y una amateur como la haitiana se reflejaron en la victoria de Cruz Azul 8-0 sobre el Arcahaie, de esta forma la Máquina pasa a los cuartos de final en espera del ganador de la serie entre Toronto y León.
La Máquina se quitó, de esta forma, la “presión” que hubo por haber empatado a cero goles en la ida, que sólo fue un espejismo. Cruz Azul fue serio y honró a los haitianos tratando de hacer todos los goles posibles, lo que al final pareció un abuso ante un cuadro rival que desfallecía por su falta de aire.
El Arcahaie llegó arrastrando la cobija a la Ciudad de México. No tenía para el viaje, así que Concacaf tuvo que poner dinero. Llegaron sin el portero titular que no tenía los papeles para poder viajar. La noche del lunes, un jugador, “se escapó” de la concentración y nadie sabe dónde está. En pleno juego uno de sus futbolistas se desmayó por falta de oxígeno y estuvo a punto de ir al hospital. Y a los tres minutos de juego, ya perdía el partido.
Prácticamente fue un interescuadras el que jugó a Cruz Azul, con la instrucción de tirar a gol.
Los tantos de la Máquina fueron obra de Alexis Gutiérrez (2’), Yoshimar Yotún (10’), Elías Hernández (24’), Walter Montoya (48’ y 63’), Josué Reyes (61’), Bryan Angulo (68’) y Juan Escobar (75’).
Esta no fue la máxima goleada de la Máquina en Concacaf. Ese honor corresponde al equipo de 1988, que derrotó 11-0 al Leslie Verdes de Belice
Cruz Azul se quitó del compromiso y se dijo listo para la final adelantada contra el América, donde puede romper la marca de victorias consecutivas.