Cruz Azul sigue perfecto en el Estadio Azteca, nada que reprocharle a Pedro Caixinha o a los jugadores, porque cosecharon una victoria contundente de 4-1 sobre Veracruz. La Máquina no preocupa; el arbitraje mexicano, sí. Los de la Noria no dejaron que Roberto García Orozco se robara el protagonismo.
Primero, en el gol de Roberto Alvarado que abrió los cartones. Después, en un penal inexistente a favor de los Tiburones Rojos, que perjudicó las estadísticas de Jesús Corona, ya que mantenía su arco intacto en el Estadio Azteca. La Máquina alcanzó ocho fechas sin perder en el Apertura, ya llegó a los 20 puntos en el torneo y se irá como líder en el descanso de la fecha FIFA.
No fue el juego más lujoso de La Máquina, ante un Veracruz que se inclinó por el colmillo que por competirle con el esférico a los de la Noria. Después de tres semanas sin poder sentarse en el banquillo jarocho, Juvenal Olmos se presentó como técnico, aunque no aportó algo nuevo sobre la cancha, misma que repitió condiciones lamentables. En el minuto 32, Roberto Alvarado, el de 19 años y seleccionado nacional, culminó una jugada en conjunto perfecta.
Desde el recorrido por la banda derecha de Edgar Méndez, la pausa de Milton Caraglio, para que sus compañeros se integren al ataque, y el toque de Elías Hernández, quien durmió la bola para que el Piojo sellara su segundo gol del certamen.
Sin embargo, el balón había salido del campo durante la conducción del español. Lo que había sido un gol estético, quedará en la polémica y en la discusión de la incorporación del VAR en el balompié nacional. Ni José de Jesús Bolaños, árbitro asistente, mucho menos Roberto García Orozco, el central, se percataron de un claro saque de banda a favor de los escualos. Mientras se habla de la tecnología en el futbol, los errores de los jueces se mantienen semanales.
Pero así es el arbitraje en nuestro país. En la primera jugada del segundo tiempo, Orozco compensó a los Tiburones, al marcar un penal inexistente a favor de los jarochos, por un piscinazo de Menéndez, ante la salida leal de Jesús Corona.Segundo error de los jueces del partido.
Al 55, Elías Hernández, el mejor refuerzo de La Máquina controló un balón complicado que venía a sus espaldas, se sacudió la marca de Antonio Martínez y lanzó su disparo en dirección a la portería jarocha; Pedro Gallese intentó –y pudo– hacer más para desviar la bola.
Cruz Azul se fue al frente y ya no dejó que Veracruz hiciera su juego o que García Orozco hiciera de las suyas. Caraglio de cabeza hizo el tercero y un autogol de Javier Noya sentenció el cotejo. La goleada hizo justicia a la superioridad de La Máquina y maquilló los horrores del arbitraje.