TOLUCA, Méx., septiembre 18 (EL UNIVERSAL).- Dio lo mismo si fue un día después. Para Hernán Cristante, el triunfo de los Diablos Rojos sobre el Guadalajara tiene un doble valor: la confirmación de que su equipo está para pelear con cualquiera y un atrasado regalo de cumpleaños.
El director técnico del Toluca celebró el viernes su onomástico 47, aunque uno de los principales obsequios es la confianza que la afición mexiquense tiene en el Toluca, después de imponerse a un equipo que venía en buen momento.
No lo dice abiertamente, pero el ex guardameta no olvida que existieron muchas críticas desde que fue designado al frente de un club en el que se convirtió en leyenda bajo los tres postes.
“Creemos mucho en lo que estamos haciendo. Es muy fácil no entender lo que está pasando dentro”, expresa. “Este plantel no podía mejorar cosas de forma abrupta, era paulatinamente y lo estamos haciendo. El techo de este plantel está muy alto”.
Por lo que se ilusiona con el futuro. Los escarlatas se han metido de lleno a la pelea por un sitio en la Liguilla y también clasificaron a los octavos de final en la Copa MX, ronda en la que se medirán con el León. Entre ambas competencias, acumulan nueve encuentros sin revés, lo que muestra su buen paso.
“Hoy se ve el trabajo. Estoy tranquilo, y no pongo por delante los resultados, jamás lo hice. Es un honor para uno trabajar en un plantel como éste”, presume. “Hoy, estamos viendo a un Toluca al 60 o 70% de su potencial”.
A final de cuentas, algunos de sus refuerzos todavía están en proceso de adaptación y —técnicamente— el conjunto ha sido visitante en todo el torneo, porque tampoco está habituado por completo a las condiciones del estadio Alberto “Chivo” Córdoba. La remodelación del Nemesio Díez continúa.
“Creo en los planteles que toman la iniciativa, a pesar de las circunstancias… Y éste es uno de esos”, sentencia el argentino. “(Los jugadores) nunca se quejan, ni siquiera cuando las cosas empezaron regulares, porque no fueron malas”.
Pero han mejorado y su presente invita a soñar. Cristante reconoce que las Chivas los arrinconaron durante la segunda mitad, mas también subraya los notables primeros 45 minutos de los Diablos Rojos, esos en los que sometieron a un equipo al que comenzaba a colocársele la etiqueta de candidato para dar la vuelta olímpica en diciembre. “No sé si fue nuestro mejor partido, pero sí el más parejo entre todo el equipo”.