EAST RUTHERFORD, EU., junio 18 (EL UNIVERSAL).- Fue como mirarse al espejo, pero las lágrimas que recorrieron las mejillas de James Rodríguez y Christian Cueva tuvieron distinto sabor. Las del colombiano, dulces; las del peruano, amargas.
Clásica estampa de una serie de penaltis, instancia a la que debió recurrirse para conocer al segundo semifinalista de la Copa América Centenario y próximo rival del representativo que este sábado por la noche salga con vida de la confrontación entre México y Chile.
Los colombianos siguen con vida gracias a su puntería y sangre fría. Se impusieron en la tanda desde el manchón (4-2), luego de no sacarse diferencia con Perú en 90 minutos (0-0).
Una de las grandes favoritas para adjudicarse el cetro del “nuevo mundo” está en la ronda de los cuatro. Sufrió demasiado ante un equipo que volverá a casa invicto (dos victorias y par de igualadas), mas con el dolor que le genera fallar en el intento de avanzar a la ronda previa a la final por tercera ocasión consecutiva.
Etapa en la que los hoy dirigidos por José Pékerman no estaban desde hace 12 años, cuando —precisamente— la Copa América se efectuó en tierras incas. Aquella vez, Colombia superó a Costa Rica en cuartos de final, pero sucumbió con Argentina en semifinales y frente a Uruguay en el choque por el tercer puesto.
Historia que anhela cambiar gracias a una generación que se las ingenia para salir adelante, a la que le sobra talento y sangre fría. Quedó claro a la hora cero.
James, Juan Guillermo Cuadrado, Dayro Moreno y Sebastián Pérez ejecutaron su penalti con gran seguridad. Ninguno dio la más mínima opción al guardameta Pedro Gallese, quien sería oficializado como refuerzo del Veracruz durante las próximas horas.
Raúl Ruidíaz y Renato Tapia no desentonaron, pero el defensa Miguel Trauco desató los miedos peruanos con un disparo que el arquero David Ospina alcanzó a contener con la pierna derecha.
Todo quedó en los pies de Cueva. El ex futbolista del Toluca, hoy con el Sao Paulo de Brasil, echó la pelota por encima del travesaño. Antes de que la pelota cayera en las gradas del estadio MetLife, varias lágrimas humedecieron su rostro. Nada lo consoló.
A unos cuantos metros, James también rompió en llanto, pero el de él fue néctar de la felicidad en su estado más puro.
Sí, Colombia lleva dos encuentros sin ganar (empate y derrota), mas es semifinalista de América por primera vez desde 2004. Está a dos cotejos de cristalizar el sueño. El siguiente obstáculo será mexicano o chileno.