La anfitriona de la fiesta cumplió con el escenario perfecto, la báscula colocada en el centro del escenario de la Toshiba Plaza de Las Vegas recibió a Saúl Álvarez y a Jermell Charlo con la música que a cada uno le gusta, el mariachi y el rap, respectivamente, la sonrisa con la que subieron y bajaron del objeto medidor fue de satisfacción al saber que cumplieron con el peso establecido.
La pelea se pactó en las 168 libras y ambos pugilistas marcaron 167.4 por lo que están listos para enfrentarse por los títulos supermedianos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Asociación Mundial (AMB), Organización Mundial (OMB) y Federación Internacional de Boxeo (FIB) que pone en juego el jalisciense.
Quedó claro que en Las Vegas extrañaban al Canelo, porque desde temprana hora mexicanos que radican en distintos lugares de Estados Unidos o bien, que realizaron el viaje de alguna parte de México se dieron cita para apoyar al tapatío.
El intenso calor que se sentía no fue impedimento para el público, que desde que tuvo el acceso se entregara con porras para el hoy campeón indiscutido de los supermedianos.
Jermell Charlo fue el primero en aparecer en escena y los abucheos se escucharon en una sola voz, minutos después los gritos no pararon porque con una pijama dorada y unos lentes oscuros fue como el Canelo arribó a la cita con la báscula, objeto que no fue problema para ninguno.
Durante el ‘Cara a Cara’ ninguno parpadeó, se percibió tensión cuando poco a poco el mexicano y el estadounidense se acercaron por lo que sus equinas se mantuvieron pendientes, pero todo quedó en miradas fijas con ganas de verse en el encordado.
«Significa mucho para mí tenerlos a todos ustedes aquí es una gran motivación y el sábado van a ver algo impresionante», fueron las últimas palabras del Canelo Álvarez al micrófono, porque será hasta la noche de este sábado cuando vuelva a salir a las cámaras, cuando camine rumbo al ring de la T-Mobile Arena donde ya lo estará esperando Jermell Charlo.