La Liguilla se trata de aprovechar momentos y quizá Puebla dejó pasar el suyo.
La Franja tuvo el momento, el tiempo para irse con la ventaja en el juego de ida de los cuartos de final, ante el América, pero el orgullo águila sacó avante al cuadro de Fernando Ortiz quien logró el empate, un empate a un gol que deja la serie abierta.
Pero no se puede negar que La Franja dejó vivas a las Águilas.
Como aquel juego de la Jornada 1, que fue el inicio del fin para Santiago Solari, el Puebla salió con el cuchillo entre los dientes, llevando el juego al límite del reglamento.
Producto de esto, Federico Viñas tuvo que salir del campo, por un tremendo golpe de Juan Pablo Segovia que bien pudo ser sancionado.
Desde ese momento, el América se vio en desventaja porque Henry Martín entró desconectado, con enjundia pero poco futbol.
Puebla siguió llevando el juego a los extremos de la rudeza y nadie mejor para eso que Fernando Aristeguieta, el venezolano se volvió un dolor de cabeza para los centrales americanistas, peleando cada balón y abriendo espacios.
Pero a pesar de eso, Memo Ochoa no tuvo mucho trabajo más allá de un disparo a quema ropa de Pablo Parra que fue al cuerpo.
América espero su momento, apretó en la salida y gracias a eso generó dos aproximaciones al final del primer tiempo, bien defendidas por Antony Silva.
Pero Puebla sabía que iba por la suya, que tenía que aprovechar el estar de local y aprovechó la fuerza de Aristeguieta para abrir el marcador (55′) en una jugada riñonuda.
Más el pecado de Puebla fue ir por más, un pecado de esos que se agradecen y por eso dejó espacios, los cuales eran desperdiciados por las Águilas, hasta que llegó el tanto a pelota parada, con un buen cabezazo de Sebastián Cáceres (80′).
Puebla tuvo la última, un tiro de Araujo que raspó el poste derecho de Memo Ochoa, pero nada.
La serie está viva y quizá a favor del América.