América logró su pase a semifinales de la Liga de Campeones de la Concacaf, pese a caer 1-0 ante el cuadro de la MLS; la ventaja de 3-0, que sacó el equipo mexicano en el Azteca, hace casi nueve meses, fue suficiente para seguir avanzando.
Pero Miguel Herrera no debe de quedarse tranquilo con l que vio en el terreno de juego. Habrá muchas justificaciones que pueda poner el Piojo: la falta de actividad, lesiones, Covid, y jugadores que ya saben que no seguirán en el equipo, pero eso en el América no interesa, siempre debe de ganar y gustar, y viendo al futuro inmediato, no le alcanzará si quiere coronarse en el torneo.
América sobrellevó gran parte de la primera parte, siendo un equipo lento, pesado, sin cambio de ideas, privilegiando la tenencia de la pelota con pases laterales sin buscar la profundidad.
Las transiciones defensa-ataque de las Águilas nacían y morían en Sebastián Córdova, y el resto del equipo se dedicaba a defender, pero defender mal.
La ventaja de 3-0 con la cual llegó el América a la “burbuja de Orlando” para jugar contra el Atlanta, era más que suficiente, pero esto fue gracias a Guillermo Ochoa; el portero mundialista tuvo tres atajadas en pelotas que llevaban dirección de portería, lances importantes que mantuvieron la ventaja de los azulcremas.
Al ataque, América apenas hizo trabajar al veterano portero Brad Guzan.
Algo hizo Miguel Herrera para que el América cambiara, por lo menos en sector defensivo para la segunda parte. Hubo más orden y las llegadas del Atlanta no se dieron de manera tan clara, hasta que ingresó el “Cubo” Erick Torres, el ex delantero de las Chivas tuvo una jugada en donde remató tres veces contra Memo Ochoa, que salió avante con otras buenas atajadas.
Atlanta nunca dejó de luchar, hasta el final del juego buscó el milagro. Un remate con la cabeza de Jackson Conway (82’), les dio esperanzas, pero en ocho minutos, más la reposición, ya era imposible revertir.
América logró el pase a semifinales, pero la problemática es grande para Miguel Herrera. Lo que le queda de plantel quizá no sea suficiente para encarar como favorito los juegos que vienen, un plantel corto, que no vive su mejor momento y en el cual muchos no están del todo comprometidos.