Un Guillermo Ochoa en modo mundialista y un sistema bien definido fueron suficientes para que el América saliera con el empate sin goles del estadio Caliente, en su visita a los Xolos.
Porque las Águilas, con lo que tienen, con lo que puede armar Miguel Herrera entre ausencias, lesiones y berrinches de jugadores, se han vuelto un equipo que tiene como prioridad el orden y el despliegue rápido hacia el ataque, al contar con jugadores que pueden marcar la diferencia, aunque a veces salen de buenas, y en otras ocasiones, no.
Cuatro puntos para los azulcrema y cuatro para los fronterizos al término del juego. Un empate justo, porque el Tijuana —con un estilo modesto, bajo el mando de Gustavo Quinteros— fue el que más intentó y el América, con lo que puede armar, supo poner un férreo fuerte defensivo y también tuvo sus oportunidades al frente.
Paco Memo ha vuelto a su nivel. El veterano portero ha regresado a sus actuaciones sobrias, sin errores y con intervenciones salvadoras. En este juego, fácilmente tuvo cinco en las que lució, como en ese disparo raso de Camilo Sanvezzo, o remate con la cabeza de Christian Rivera que pudo salvar en una salida temeraria, y —cuando salió al borde del área grande— le sacó el balón a Mauro Lainez; incluso, cuando quedó suelto el balón lo despejó de taquito.
Memo cumplió. El América salió vivo de Tijuana y lo mejor es que parece que sus jugadores figura recuperan nivel. Con esto, y las gratas sorpresas como Haret Ortega, parece que el futuro es bueno