Ese carisma que la distingue la ha convertido en una de las atletas más entrañables de la delegación nacional que compite en los XXXII Juegos Olímpicos. Es por eso que, esta madrugada, Alexa Moreno buscará la medalla más deseada por México.
De víctima de bullying a deportista histórica. La bajacaliforniana apenas es la segunda mexicana que alcanza una final olímpica. Al igual que Denisse López en Sidney 2000, Moreno compite en el salto de caballo.
“En la final, sólo tengo que sentirme más cómoda conmigo misma y con el caballo; lo importante es caer bien”, adelanta Alexa, a unas horas de su competencia más importante. “Sé lo que tengo que hacer y que mi nivel es alto. Cualquier lugar que ocupe me hará sentir satisfecha”.
Aunque nadie le puede negar la posibilidad de soñar con lograr una presea que sería inédita para el deporte mexicano. La competencia arrancará a las 3:45 de la mañana, tiempo del centro de México.
“Ahora tengo madurez competitiva, me siento muy tranquila, porque cambia tu forma de ver las cosas”, asegura. “Ahora puedo relajarme un poco más y disfrutar la competencia”.
Porque sabe que los ojos del mundo estarán en las ocho chicas que buscarán esa áurea presea que materializa los sueños abrazados desde la infancia. Alexa también los tiene, aunque no se presiona de más.
La ausencia de la estelar Simone Biles, quien ha cimbrado a Tokio 2020 con su valentía para aceptar que no está en condiciones mentales para competir, abre la puerta del oro a todas las gimnastas. Moreno sabe que cualquier metal es alcanzable, más allá de que su objetivo —de entrada— es disfrutar el momento, ese que esperó toda la vida.