El Atlético de Madrid empató este sábado sin goles con el Celta de Vigo, en un partido correspondiente a la quinta jornada de LaLiga , y alimentó así las dudas que se habían generado durante la última semana tras encajar una dolorosa derrota en San Sebastián y habiendo salvado ‘in extremis’ un punto frente a la Juventus en la Champions League.
Pese a todo, el conjunto local empezó bastante más entonado, con los defensas acaparando protagonismo en sus ayudas ofensivas. Esa paradoja se veía, sobre todo, cada vez que el lateral inglés Kieran Trippier se encargaba de poner en marcha el balón parado, una faceta donde nadie le hace sombra dentro de la plantilla colchonera. Primero, el británico sacó a pie cambiado una falta lateral desde el costado izquierdo, para que Felipe Monteiro rematara fuerte de cabeza; el central brasileño, cuasi inédito en este inicio de temporada, se elevó por encima de todos y puso en serios apuros al guardameta visitante, un Rubén Blanco que también se vio incordiado por Renan Lodi. El otro lateral se sumó al arreón con un zurdazo peligroso, desde el pico del área rival, y que significó el segundo aviso serio de los rojiblancos. Sin embargo, los pupilos de Fran
Escribá no se amedrentaron y empezaron a equilibrar las fuerzas, especialmente guiado en el centro del campo por Rafinha Alcántara en compañía de Stanislav Lobotka. El dominio del balón cambió entonces de bando, si bien el Celta no generaba excesivo peligro sobre las inmediaciones de Jan Oblak. El portero esloveno dio el susto en un encontronazo con Santi Mina durante un balón dividido, despertando las alarmas tras rememorar el golpe que él mismo sufrió el pasado 14 de septiembre en el Reale Arena. Una vez sacudidos los nervios, tanto para Oblak como para las gradas del Wanda Metropolitano, el Atlético puso fin al monólogo vigués con otro buen acercamiento al arco de Rubén Blanco.
A la salida de un córner, el portugués João Félix remató por abajo en el segundo palo y el guardameta rival se estiró para evitar el 1-0. Al poco de volver de los vestuarios, el arquero celtiña siguió acumulando trabajo. Fue Koke Resurrección quien lo intentó con un zurriagazo desde la frontal, enviado con acierto a saque de esquina. No obstante, el partido bajó en decibelios y el ‘Cholo’ Simeone apeló de nuevo al empuje de sus jugadores de banquillo.
A falta de media hora para acabar, el técnico argentino introdujo a ‘Vitolo’ Machín y a Thomas Partey para dar otro aire al centro del campo. Y parece que funcionó, pues un detalle de calidad de Vitolo fraguó otra oportunidad; con un amago y dejando pasar el balón, la asistencia llegó a Lodi para que éste alcanzase la línea de fondo y centrase a media altura hacia Diego Costa, quien no impactó por poco. Respondió el cuadro vigués con su mejor ocasión de peligro, nacida desde un bonito pase de Santi Mina entre líneas y que acabó en la bota izquierda de Brais Méndez, cuyo remate forzado lo despejó Oblak con pericia.
Los vaivenes de la pelota propiciaron una nueva galopada de Lodi en el minuto 84, efectuando un chut por abajo y que a punto estuvo de convertirse en gol mientras Álvaro Morata esperaba un centro. El delantero madrileño, que reaparecía después de varias semanas lesionado, apenas fabricó situaciones que incomodaran a Rubén Blanco. Al ‘9’ colchonero le falta ritmo de competición y su desempeño ejemplifica el bajonazo del Atlético al comienzo del otoño. Casi no hay rastro del equipo que ilusionó durante la pretemporada veraniega, incluyendo una escandalosa goleada ante el Real Madrid.
Precisamente será su vecino madridista el siguiente invitado al Wanda Metropolitano, en un derbi previsto para el 28 de septiembre y que será vital para los del ‘Cholo’ si tampoco carbura su plan en la jornada liguera intersemanal. Tras cerrar este duelo ante el Celta con mala imagen e incluso un conato de trifulca, el conjunto rojiblanco se las verá el próximo día 25 con el RCD Mallorca.