Las últimas peleas de la campeona Yamileth Mercado han sido auténticas guerras. En ellas, ha combatido al borde del drama boxístico. La más reciente, el sábado pasado, pudo costarle incluso el cinturón supergallo avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
Con la membrana del tímpano izquierdo rota, a partir del quinto round, Mercado sufrió de vértigo y caminaba el ring aturdida, además de soportar los ataques de Alejandra Guzmán, quien soñaba con destronarla. «Fue una guerra de principio a fin, estoy contenta con el resultado, iba con muchas ganas, pero me sentía muy mal sobre el cuadrilátero, perdida en tiempo y espacio, tenía vértigo. En la esquina, me decían que me enfocara y respirara para aguantar».
Ahora está más cerca de una operación, que de volver al ring, pero intentará que un tratamiento la aleje de la cirugía. «La lesión fue al final del quinto round, estaba atacando y no sentí ningún golpe, pero de pronto escuché una campanada, pensé que había acabado el round.
Llegué a la esquina y comenté que estaba aturdida, escuchaba más fuerte las voces pero distorsionadas, fue complicado porque tenía que pelear con mucha cautela, mi miedo era estar mal parada».
Con dos episodios por disputar, la tensión creció al no conocer cómo iban las puntuaciones en las tarjetas de los jueces. «Antes de salir al octavo round, llegó el rumor de que íbamos perdiendo por un punto, nos desconcentramos y Alfredo (Caballero) me dijo que tenía que romperla para ganar.
Se potencializó el vértigo, vino la hemorragia nasal y pensamos que era otra vez la nariz fracturada, pero era la lesión del tímpano, la doctora está impresionada por el hecho de no haya caído en la pelea».
Su valor iba más allá del momento, desde antes de la riña, su intención era demostrar que era una digna campeona mundial, «me subí con mucha fortaleza mental, dormí dos días abrazada a mi cinturón, estaba enfocada en saber que valía la pena dejar tantas cosas por el sueño que estoy viviendo.
Siempre he dicho que voy a morir en la raya, el boxeo es de carácter y valentía, es lo que me sobra. En los entrenamiento, a veces estaba molesta porque me exigían tanto, pero trabajaba más en silencio. El resultado valió todo ese esfuerzo».