En una nublada tarde en el centro de Los Ángeles, Deontay Wilder y Tyson Fury elevaron la temperatura con una confrontación cargada de insultos que estuvo a centímetros de volverse física.
El intercambio de golpes tendrá que esperar dos días más, pero… todo parece indicar que los pesos pesados en el boxeo despiertan del letargo que provocó el dominio de la división por parte de los hermanos Klitschko.
Wilder expone por novena ocasión el cinturón del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), ante Fury, en una pelea de invictos.
El enfrentamiento es el más esperado en la división de los completos en por lo menos 15 años. El poder de puños de Wilder 40-0, 30KO’s) y Fury (27-0,19KO’s), generan una atmósfera nostálgica al recordar a los grandes monarcas que en la historia han tenido Estados Unidos y Gran Bretaña.
Wilder es favorito en las apuestas por 1.6 a 1, es decir que, para ganar 100 dólares, hay que apostar 160, mientras que por cada 100 apostados por Fury, se pueden cobrar 160. Quizá por eso, el inglés intentó la estrategia de desestabilizar al originario de Alabama.
“Se los digo ahora: noquearé a Wilder el sábado por la noche. El sábado por la noche, todo el mundo lo conocerá como la persona a quien Fury dejó fuera de combate. Su arrogancia no es genuina, es falsa, una burla y un fraude. Lo miro y no veo a un hombre malo, veo a un farsante”, dijo Fury.
Desde que derrotó en noviembre de 2015 a Wladimir Klitschko, Fury sólo ha sostenido tres peleas, ya que recibió una suspensión por consumo de cocaína.
El inglés se encuentra en su regreso a la parte alta de las clasificaciones. El triunfo le abre las puertas a cualquiera de los dos para enfrentar a Anthony Joshua, quien posee tres fajines.