A Gael Bonilla, la joya mexicana del basquetbol mexicano, se le escapa una sonrisa nerviosa cuando se le pregunta por el municipio en el que nació y vivió hasta los 13 años: Ecatepec, ubicada en el corazón del Estado de México.
“Sí, es difícil vivir ahí”, acepta Bonilla, jugador del Barcelona de la Liga Endesa. “Pero aprendí algo: vivir ahí te hace fuerte, porque si puedes hacerlo en ese municipio, puedes hacerlo prácticamente en cualquier lugar”.
Las declaraciones de la joven promesa de 16 años sobre su lugar de nacimiento están basadas en las múltiples complicaciones que presenta a sus habitantes. Múltiples retos y peligros.
En Ecatepec, tan sólo en junio de 2019, se reportaron 77 homicidios, la mayor cifra de todo el Estado de México, de acuerdo con cifras del Semáforo Delicitivo de esta entidad.
“Escuchamos que en nuestra colonia o cerca de donde vivimos se dieron robos u homicidios y nos preocupa. Pero siempre educamos a Gael y a su hermano con una buena base de valores”, cuenta Paola, la madre deBonilla Silva.
Esos valores a los que se refiere la madre del jugador son el respeto hacia otras personas y una educación basada en la práctica del deporte. El centro del Barcelona no siempre practicó basquetbol, primero se acercó a la alberca, en la que practicaba natación.
“Eso provocaba que no tuvieran tiempo para nada: todo era escuela, deporte y luego dormir. Casi no tenían tiempo libre”, añade la madre de Gael.
Esa fue parte de la fórmula para que la joya del baloncesto mexicano se alejara de los peligros del municipio, mientras que la otra es su talento en la duela, ese que le ha permitido ser más dominante con su equipo y la selección, gracias a lo que hizo el doble-doble en la final del Centrobasket Sub-17, en el que ayudó a México a conseguir el inédito título del certamen y el premio al Jugador Más Valioso.
El itinerario de Bonilla, de más de 1.85 metros de estatura, incluye dos semanas en su natal Ecatepec y luego una pretemporada en la cosmopolita Barcelona.