Cuando parecía que había calma en el diamante del Estadio Alfredo Harp Helú, una campal se desató en pleno juego.
En acción estaban los Diablos Rojos del México y los Guerreros Oaxaca, cuando de pronto los ánimos se calentaron y todos los beisbolistas comenzaron a correr para encararase y de paso dejarse un recuerdito.
Golpes y gritos protagonizaron esta trifulca, que duró apenas unos segundos pero que ha dejado una imagen gris en la Liga Mexicana de Beisbol.