El Universal
San Francisco.— Su mente es privilegiada. Considerado como uno de los jugadores más brillantes en la historia de la NFL. Peyton Manning, quarterback de Broncos de Denver, desea ser campeón una vez más antes de retirarse.
El “maestro del engaño”, Peyton patentó los cambios de jugadas sobre la línea de golpeo, más tarde patentó los “falsos llamados” con la finalidad de confundir a las defensivas. Esta cualidad la dominó al extremo de crear un mundo alterno que tan sólo él entiende.
Este domingo, Manning, de 39 años de edad, tendrá la oportunidad de ser el primer quarterback con anillos de Super Bowl con dos equipos diferentes.
Esta vez, Peyton no es favorito para ganar el trofeo Vince Lombardi, como sucedió en sus tres oportunidades anteriores (dos con Indianapolis y una con Denver).
“Siento que tengo buen entendimiento de la importancia de jugar en el Super Bowl 50. Estoy en mi cuarto Super Bowl, estoy contento de estar aquí”, sostuvo Manning.
El quarterback es conocido por la preparación física y mental que realiza para encarar cada uno de sus partidos. Superó una lesión en el cuello que casi lo retiró y dejó atrás la humillante derrota en el Super Bowl XLVIII contra Seattle.
Para el Super Bowl 50, Manning, el calculador, se sacudió un poco de la presión.
Después de que arribaron a San José el domingo pasado, Peyton organizó una cena para jugadores y entrenadores ofensivos. Dijo que al ver a otros jugadores estar tan entusiasmados por la oportunidad de estar en el Super Bowl recordó las sabias palabras que muchos veteranos repiten en estas ocasiones: disfrutar el momento.
El buen humor también ha sido parte del show de Manning. Mencionó que en los últimos día ha hablado con amigos de su infancia a los que invitó al Super Bowl.
“Me gusta sorprenderlos, jugar con ellos alguna broma y luego informarles que me acompañarán”, expresó Peyton.
Para tener consigo a más amigos, Manning ha hecho cómplice a su hermano Eli, a quien le pide que también consiga el mayor número de boletos.
Además, los hermanos estarán juntos en el terreno de juego cuando Eli sea presentado el domingo como parte de los jugadores que han sido nombrados como Jugadores Más Valiosos (MVP, por sus siglas en inglés) de alguno de los Super Bowls.
“No sé cómo será la presentación de jugadores antes del juego, pero me encantaría tener la oportunidad de correr y pararme a su lado”.
Manning, el hombre de los 186 juegos ganados como quarterback titular, de las 71 mil 940 yardas por pase y los 539 touchdowns (todos ellos récords de la NFL), disfruta estar en el Super Bowl, sin importar que este sea “su último rodeo”.
Cuatro años después de llegar a las Panthers, Newton intentará callar a sus críticos con el trofeo de la NFL
ivan.pirron@eluniversal.com.mx
San Francisco.— Cam Newton no parece un quarterback. Mide 1.95 metros y pesa 111 kilos. Todos los linebackers en el roster de las Panthers son más “pequeños”; más bien habría que compararlo con las defensivas. Es rápido, elusivo y —debido a su complexión— no le teme al contacto.
Cameron Jerrell Newton (11 de mayo de 1989, College Park, Georgia) es el líder de la ofensiva de Carolina, que este domingo busca su primer título de la NFL, cuando enfrente a los Broncos de Denver en el Super Bowl 50.
Cam es un atleta con atributos únicos en la NFL, pero siempre ha estado cerca de la polémica.
Días antes del Draft 2011, en el que Newton era uno de los candidatos a ser la primera selección global, Nolan Nawrocki, de la revista Pro Football Weekly, escribió esto de Newton: “Muy engañoso. Tiene una sonrisa falsa… Es egoísta. Siempre sabe dónde están las cámaras y juega con ellas. Tiene un ego enorme… Cree que está por encima de la ley… No impone respeto de sus compañeros y siempre sufre para ganarse el vestuario… No es puntual, busca atajos y pone el mal ejemplo. Es inmaduro y ha tenido problemas con la autoridad. No es fiable”.
Luego de hacer las pruebas físicas y psicológicas en el Scounting Combine, Newton le dijo a la revista Sports Illustrated: “Me veo no como un jugador de futbol americano, sino como un artista y un icono”.
Los scouts y la gerencia general de Carolina evaluaron pros y contra y “Cam Newton” fue el primer nombre que mencionó el comisionado Roger Goodell en el Draft.
Cuatro años después, Newton tiene a Panthers en el Super Bowl y sus críticos ahora se enfocan en otro de sus “defectos”.
Las excesivas celebraciones de Cam han molestado a los aficionados (y jugadores) más conservadores, acostumbrados a que el quarterback es usualmente el hombre más frío, cerebral y correcto en el campo de juego. Newton rompió ese molde con sus bailes después de cada touchdown. Esta campaña lanzó 35 pases a las diagonales y corrió para otros 10, convirtiéndose en el primer jugador de la historia de la NFL que logra tales cifras.
La semana pasada, en una conferencia de prensa, Newton dijo que es “un quarterback afroamericano que asusta a mucha gente porque no han visto nada con lo que me puedan comparar”. Suficiente para desatar otra polémica.
Lunes, martes y miércoles, Newton respondió preguntas relacionadas con el racismo en sus encuentros con la prensa en San José.
Quizá Newton no tenga comparación. Sus 117 pases y 43 carreras de touchdown son algo que nadie ha logrado en sus cinco primeros años en la Liga. También es el primer jugador con cinco campañas al hilo con al menos 3 mil yardas por la vía aérea y 500 por tierra. Lanzó un pase a las diagonales y ha corrido para un TD 31 veces en el mismo partido, algo que sólo Steve Young logró.
Pero gane o pierda el Super Bowl 50, Cam Newton no dejará contentos a todos. Y pronto vendrán nuevas polémicas.