Los errores de los Saints le abrieron la ventana a Tom Brady y a los Buccaneers a la final de la Conferencia Nacional.
Tampa Bay cobró revancha de la fase regular y se la regresó a Nueva Orleans, su rival divisional en el Sur de la NFC, al triunfar 30-20, en el Mercedes-Benz Superdome.
En su primera campaña en Florida, Brady llegó al duelo por el título de la Conferencia, a un paso de jugar en su décimo Super Bowl.
Los Saints entregaron cuatro veces el balón (tres intercepciones de Drew Brees y un fumble), tres de ellos que los Bucs convirtieron en puntos, para darle la vuelta al marcador y buscar el boleto por el trofeo Vince Lombardi, en su casa, el Raymond James Stadium, pero primero deben pasar por el congelado Lambeau Field.
Brady –quien la semana pasada reveló su deseo por enfrentar a Nueva Orleans, que lo venció dos veces en la fase regular– tuvo una noche casi perfecta, con 199 yardas por aire, dos pases de anotación y otro más por tierra. Sí, el quarterback, de 43 años de edad, sumó un touchdown por acarreo.
Brees, en posiblemente su último encuentro dentro de la NFL, tuvo una actuación irregular, al lanzar para 134 yardas y una TD, pero ese triplete de intercepciones cobraron muy caro en contra, factor para la derrota en casa.
Cuando Brady firmó para jugar en Tampa Bay, a principio de la cuarentena por Covid-19, prometió que haría todo por convertir a los Buccaneers en el primer equipo en disputar el Super Bowl en su propio estadio. En caso de conseguirlo, siempre y cuando superen a los Packers la próxima semana, sería la décima aparición de el histórico pasador en el gran juego de febrero (ya ganó seis).
Hay confianza, debido a que en octubre, aplastaron a Aaron Rodgers y compañía (38-10), pero en el calor de la Florida.