Presumir artículos lujosos es un aspecto innegable de la cultura estadounidense, pero cuando se trata de la NFL, tener al quarterback más costoso en lugar de ser una inversión se convirte en un gasto que los condena al fracaso.
En las más recientes 10 temporadas, ninguno de las organizaciones que tuvieron al quarterback mejor pagado alcanzó relevancia, pues ocho quedaron eliminados antes de los Playoffs. La agencia libre se abrirá en marzo, pero desde ahora ya hay varios jugadores que desean obtener contratos lucrativos.
El nombre más grande es el de Tom Brady, a quien según reportes, los Patriots dejarán que explore el mercado, en el cual organizaciones como Chargers, Raiders o Cowboys, que necesitan de un hombre que gane partidos y venda miles de entradas.
En 2019 Matthew Stafford cobró 30.7 millones de dólares que poco le rindieron a los Lions, que sufrieron 12 derrotas. Cuando los 49ers le otorgaron 26.5 mdd a Jimmy Garoppolo sólo consiguieron cuatro victorias.
Cuando los equipos deciden invertir varios millones en un jugador, deben reducir contratos en otros departamentos, lo que ya quedó demostrado como una receta para el fracaso.