Cuando Patrick Mahomes nació, Tom Brady estaba a punto de entrar a la universidad. Dieciocho años y 45 días es la diferencia de edades entre los quarterbacks titulares del Super Bowl LV, la brecha más grande en la historia del encuentro que define al monarca en la NFL.
Pero eso no es lo más representativo de lo que arroja el enfrentamiento de hoy en el estadio Raymond James de Tampa, Florida. El pasador de los Buccaneers ha dominado la Liga durante las dos más recientes décadas, con los Patriots de Nueva Inglaterra, y chocará con quien luce como su digno sucesor.
En la época del Super Bowl, varios quarterbacks han sido el rostro de la NFL, honorífico sitio que hoy ocupa TB12.
El primero fue Bart Starr, pieza clave para que los Packers de Green Bay ganaran los títulos 1 y 2 en esta era.
Roger Staubach (Cowboys) y Terry Bradshaw (Steelers) tomaron esa estafeta, incluso con juegos directos por el dominio de una Liga que ganó auge gracias a ellos.
Joe Montana encabezó la siguiente etapa de la Liga, al frente de los 49ers de San Francisco en los 80. Le siguió Troy Aikman, líder de los dominantes Cowboys de Dallas en los 90.
John Elway compartió época con Montana, pero tardó en llegar a lo más alto.
Y después llegó Brady, quien ha monopolizado la NFL… Hasta la aparición de Mahomes, con su calidad.