A los 15 años de edad, la lucha libre la flechó. Fue un instante mágico, inolvidable para ella. Su deseo de aficionada la puso camino a un ring, en el que ha estado casi por dos décadas, y al que nunca se arrepentirá de haber conocido.
Star Fire es su nombre de batalla. “Como una guerrera”, se define cada que le preguntan quién es en las facetas de mujer y luchadora.
“Empecé muy joven. Quería conocer a mis ídolos, pero el mundo de la lucha libre es mágico, me envolvió. Ha sido lo mejor que me ha pasado”, comparte la hoy experimentada gladiadora, en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL Deportes.
Una vida poblada de sonrisas, pero también de caídas, aunque nunca lamentó enfundarse una máscara y ocultar a la chica que soñaba con hacer honor a su nombre de batalla, en lo más alto del firmamento luchístico.
“Demostrarme que podía responder y llegar lejos. Ese era el reto. Tal vez no soy la luchadora más famosa, pero sí con muchas satisfacciones personales”, presume la mujer que ha pisado lo mismo escenarios pequeños en todo México, que las grandes arenas, inclusive en Japón, donde cosechó varios éxitos que catapultaron su carrera profesional.
“Era una niña de 15 años, sin preocupaciones, y pude con eso y con más”, lanza, con el orgullo tatuado en la voz. “Ahora soy una señora, una ama de casa y madre. He logrado conjugar todas las actividades, y darme el tiempo de permanecer en la lucha libre”, agrega Star Fire, mamá imparable de dos niños, quienes la siguen a todas partes. Uno de ellos, el menor, pinta para alcanzarla en el enlonado, aunque a ella no le agrade la idea: “No, porque sé lo difícil que es. La lucha libre te cobra caro”.
Las lesiones, sobre todo, la inquietan.
“A mi edad, ya estoy muy lastimada. Tuve una operación de rodilla y las cervicales están muy dañadas”, reconoce.
Nada que la haga rendirse: “La lucha libre es un riesgo constante. Le tengo mucho amor, pero también respeto. He estado lesionada y tengo que cumplir mi faceta como madre. Tal vez puedo cancelar un evento, pero a mis hijos no puedo darles la espalda”.
Agradece a la lucha libre que le haya dado madurez como mujer.
“Ahora soy una persona centrada, antes lo hacía todo por atrabancada. La lucha libre me hizo una mujer más fuerte, me forjó el carácter”, asegura. “Como mujer, a veces te doblegas, pero eres fuerte por naturaleza”.
Y ella lo ha dejado muy claro.