La delegación mexicana consta de 543 atletas, quizá menos con las lesiones de último momento. Serán 543 jóvenes que deben controlar sus impulsos, tranquilizarse, enfocarse en lo que vinieron a hacer: ganar competencias, obtener medallas.
Pero… ¿qué pasa con los que se quieren salir del carril?
Son 296 hombres y 247 mujeres, la mayoría jóvenes, muy jóvenes, con las hormonas en todo su apogeo, con el deseo de hacer muchas cosas y quizá desenfocarse de lo principal… Pero para eso está el cuerpo técnico del contingente.
Luis Loria, entrenador en gimnasia, es de los que utiliza la política de prohibir sin hacerlo, pero eso sí, estar muy atentos de todo lo que puede ocurrir.
“Ellos ya son muchachos maduros —dice en lo que respecta al equipo masculino de gimnasia—, y saben lo que tienen y lo que no tienen que hacer. Lo viven día a día, saben cómo se van a sentir si abusan de algo que no deben y cómo afecta a su cuerpo”.
Ya lo saben, pero no por eso, “los debemos dejar sin control… estamos muy al pendiente de todo lo que hacen, pero también dándoles su espacio, no son niños”.
Prohibir sin prohibir, esa es la filosofía, y es lo que ha dado buenos resultados. “Sí, en realidad es que estamos apartados de las prohibiciones, porque creemos que si les dices que no, lo que al final generas es más deseos, de querer siempre más. Si les dices que no coman helados, más van a querer”.
Así que es mejor “que tengan la idea de lo que tienen que hacer y lo hagan. La realidad es que veo a los muchachos comprometidos en lo que les corresponde. Al final, seguro que habrá tiempo para todo”.