El cuerpo atlético que tenía Demita Vega, producto de más de 15 años de practicar la vela en el alto rendimiento, fue un factor para que tuviera complicaciones a la mitad de su embarazo, cuando estaba por cumplir su vigésima semana de gestación.
“A los cinco meses de embarazo empecé a tener contracciones, lo cual era muy extraño. Fui al médico y me explicó que la fortaleza de mi abdomen por el ejercicio provocó que éste no se expandiera más y que apretara a mi bebé. La reacción biológica fue que me empezaran las contracciones”, cuenta Vega a EL UNIVERSAL Deportes. “Me recetaron un medicamento que permitió que se expandiera mi abdomen, pero que me dejó cuatro meses en cama con todas las implicaciones e incomodidades que eso significa«.
La quintanarroense no tuvo más complicaciones para dar a luz a su hija en 2018, pero sí cuando decidió que retomaría su carrera en el alto rendimiento.
Entre finales de ese 2018 y principios de 2019 empezó a retomar sus entrenamientos, pero notó que algo había cambiado en su cuerpo.
“Quise volver a agarrar mi vela como antes, pero estaba muy débil. Perdí la fortaleza muscular a tal grado que no podía ni cargarla. Mis compañeros lo tenían que hacer por mí. Así que tuve que empezar, primero, a fortalecerme físicamente y todo contrarreloj, porque necesitaba recuperar los puntos para buscar la clasificación a Tokio 2020. Finalmente y después de mucho esfuerzo la logré”, recuerda Vega, quien en Tokio 2020 disputará sus terceros Juegos Olímpicos.
El objetivo de la velerista para la justa veraniega que se recorrió para 2021 es avanzar a la final olímpica, un logro que hasta ahora ninguna mexicana ha alcanzado.
“Hubo un momento en el que consideré el retiro, porque pensaba que era imposible combinar el alto rendimiento con ser madre, pero poco a poco me he dado cuenta de que no es imposible. A mis 37 años me siento mejor que nunca. También quiero ir a los Juegos de París 2024”, confiesa.
Vega dice que la postergación de Tokio 2020 le permitió tener tranquilidad, luego de dos años en los que el tiempo jugó en su contra.