GUADALAJARA, Jal., junio 2 (EL UNIVERSAL).- Cuando Iván García y Germán Sánchez lograron la medalla de plata en Londres 2012, Rodrigo Diego, también alumno de la escuela de clavados de Jalisco, tenía 15 años y un futuro prometedor en la disciplina.
Ese día, recuerda, mientras miraba televisión con un grupo de amigos, se trazó la meta de convertirse en seleccionado nacional y competir en unos Juegos Olímpicos.
Su deseo se cumplió más rápido de lo que esperaba, pues el tapatío está a pocas semanas de debutar en una justa veraniega, a los 19.
“Es un sentimiento increíble formar parte de la selección, estoy trabajando nueve horas diarias con el objetivo de mejorar mi puntaje. Mi meta es meterme a la final y estar entre los primeros ocho del mundo”, compartió.
De aquel grupo de juveniles que brincó de emoción por la presea de ‘Pollo’ y ‘Duva’, dos forman parte de la delegación nacional; Diego y Melany Hernández.
“Hemos madurado mucho los últimos cuatro años, en mi caso soy más disciplinado y pongo mucha atención en todos los detalles y en lo psicológico”.
Rodrigo se define como una persona apasionada, que siempre quiere más.
“Soy perfeccionista, todas las cosas que hago trato de que salgan como a mí me gustan, como deben ser. Quise ser campeón nacional y lo fui, después alcancé la meta de ser medallista en los Olímpicos de la Juventud y en el Mundial de mi categoría; cada meta que me he puesto la he cumplido, tengo mucha hambre de éxito y es por eso que me preparo todos los días”.
El clavadista no siente presión conforme se acerca la fecha de su debut; al contrario, cuenta los días para ejecutar su primer salto frente a miles de personas.
“Todos los del equipo tenemos experiencia internacional, así que estamos preparados para enfrentarnos a la crítica y a los jueces, se trata simplemente de hacer lo que sabemos, de demostrar que la escuela de clavados de México produce deportistas de gran calidad y a la altura de los mejores del mundo”, puntualiza.