CIUDAD DE MÉXICO, junio 2 (EL UNIVERSAL).- Rodolfo Rodríguez González (22/02/1952) fue un hombre que ejerció algunos oficios como el de panadero, mote que usaría como su nombre de batalla para la ‘fiesta brava’, pero además fue sepulturero y vendió gelatinas para salir adelante con su familia.
Su padre, un judicial que fue caído en su labor, y su madre, una mujer que tuvo que encargarse de ocho hijos fueron la inspiración de “El Pana”’ para sacar a su familia de la inmundicia en que vivía.
Rodolfo Rodríguez fue un hombre que antes de salir al ruedo fumaba un puro como muestra de gallardía y de seguridad previo al enfrentamiento con el astado.
“El Panadero de Apizaco”, como algunos lo llamaban, salía con un sarape de colores al hombro en lugar de capote, respetando sus raíces tlaxcaltecas.
Rodolfo Rodríguez será recordado por sus grandes historias dentro y fuera del país, con la espada en mano y con una personalidad diferente a cualquier torero visto antes.