Thalía Villavicencio ama el beisbol, y por eso no se rinde en su intento para que el femenil sea reconocido, apoyado e impulsado, como cualquier otra disciplina deportiva en México.
Galardonada con el Premio Estatal del Deporte por Baja California Sur en 2022, es una de las seleccionadas mexicanas que ganaron el derecho de ir a la Copa del Mundo, pero —a unos meses de encarar la primera etapa— cada una entrena por su cuenta, en solitario, y con la incertidumbre de cómo llegarán a la fase de grupos que se disputará en Canadá.
“En agosto es el Mundial, una etapa es en Canadá. Nos estamos preparando cada una de forma individual, e intentamos juntarnos para tener torneos que nos permitan tomar forma como equipo”, acepta, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.
Thalía trabaja en la Academia Baaxal, en Mérida, Yucatán, en Ligas de softbol, a la espera de juegos de preparación, “pero muchas de las compañeras juegan en equipos varoniles, y no es lo mismo. No podemos jugar con beisbolistas de primera fuerza, por seguridad. Entonces, participamos en otras. Es la única forma en la que podemos mantenernos”.
Nada ideal desde su experiencia como deportista, pues practicó el atletismo durante 15 años. “Un ciclo deportivo es de cuatro años. En uno se pueden lograr cosas, pero se necesita más para tener concentraciones, conocer a las compañeras. Trabajamos para que esto cambie, porque se subestima mucho a nuestro deporte, y más el que practican las mujeres”, lamenta.
Se han dado pasos importantes, pero el rezago se mantiene. “Sigue siendo muy preocupante la situación. Hay un poco más de apertura, pero por ser mujeres de inmediato nos relacionan con el softbol”, lamenta.