CIUDAD DE MÉXICO, junio 19 (EL UNIVERSAL).- Condicionar a su hija a terminar una carrera profesional para poder ser luchadora parecía la mejor forma de hacer que desistiera de su aguerrido sueño de azotarse en los enlonados. Sin embargo, Mano Negra subestimó la influencia que había tenido en sus herederos y que su niña no iba a rendirse tan fácil.
“Nací sabiendo que mi papá era luchador, crecí en todas las arenas, jalaba con mi muñeca y terminando la lucha era momento de jugar. Totalmente acostumbrada a esa forma de vida, cómo no me va a gustar si ahí crecí. Ya lo traemos en la sangre y por más que me puse metas lejos de la lucha libre terminé por regresar. No quería perderme la oportunidad de hacerlo profesionalmente, toda la vida llevo echándome maromas”, comparte Sanely, la bella heredera de las hazañas que su padre forjó en los enlonados mexicanos.
Un papá orgulloso, que no oculta el placer de ver a los suyos seguirle los pasos: “Fue una satisfacción enorme en ver a mi hijo Mano Negra Júnior en su debut, ahora a mi hija y mi nieto. En casa, desde la primer mamila fue producto de la lucha libre, entonces ya se trae el virus y nada más hay que desarrollarlo. En el caso de mi hija, siento que no es un deporte apto para las damas, pero ya está la alternancia y no me quedó otra que aceptar cuando ella me cumplió al concluir una carrera profesional”.
A comparación de su hermano, Sanely demostró desde chica que le gustaba la lucha, “siempre tuvo esa intención y yo pensé que iba a cambiar de gusto pero no pasó así. Sólo la he visto trabajar una vez. Empieza como todos, con errores y mientras no sean graves tienen solución, fue un orgullo verla con su equipo y buena presentación”.
Papá estricto
A pesar de que la lucha lo es todo en la familia Reza, padre e hija hablan poco de los costalazos en casa, pero es imposible para Sanely librarse del regaño y corrección de don Mano Negra cuando ven algún video de sus luchas.
“Es regañón pero soy igual, somos de carácter fuerte, creo que tiene que ser así para soportar el rigor de un deporte como este. Mi carrera de psicóloga hace que vea la vida diferente, en cualquier ámbito pasa y me da herramientas para analizar la lógica de la lucha libre, de los rivales, es una arma especial en mi trabajo como luchadora”, presume la esteta.
Este domingo no pasará desapercibido en el hogar del hombre del guante negro: “Estamos acostumbrados a que en los festejos familiares falte alguien, el día de mi debut fue cumpleaños de mis sobrinos, llegué cinco horas después toda golpeada, pero es algo que no necesita explicaciones entre nosotros. Le deseo mucha salud, que se mantenga activo y entero para la lucha libre”, finaliza Sanely.