Fueron con un de día de diferencia, pero la delegación mexicana que compite en los XVI Juegos Paralímpicos regresará de Japón con la satisfacción de que cumplió con la meta de llegar a dos cifras cerradas que lucían accesibles.
En la jornada del lunes (tiempo de Asia), Mónica Rodríguez —y su guía Kevin Aguilar— se llevaron la victoria (con nuevo récord mundial incluido) en los mil 500 metros categoría T11, con lo que obtuvieron la centésima presea áurea de México en la historia de la justa mundial.
Ayer, cuando Jesús Hernández obtuvo el bronce en los 50 metros pecho categoría SB2 —prueba ganada por el también mexicano Arnulfo Castorena— se llegó a las 300 preseas totales en la historia de los Juegos Paralímpicos.
De hecho, al cierre de esta edición la cifra ya era 302, gracias al bronce de Nely Miranda en los 50 metros pecho SB3 y al oro de José Rodolfo Chessani en los 400 metros planos, categoría T38.
Porque lo de México en esta clase de justas casi siempre es destacado. Desde que se participa, sólo no se obtuvieron metales en el debut (Heidelberg, Alemania 1972).
A partir de Toronto 1976, cosechar metales es la costumbre tricolor.
Sin embargo, las 13 que se acumulan en Tokio 2020 (cinco de oro, una de plata y siete de bronce), son la tercera cosecha más baja, bastante lejos del récord establecido en Arnhem, Países Bajos 1980, con 42 totales (20 áureas).