El golpe con el casco que Myles Garrett le propinó a Mason Rudolph en el Steelers-Browns provocó el castigo más grande que la NFL ha designado por una acción sucedida dentro del campo.
Una suspensión por tiempo indefinido -que tiene como mínimo la totalidad de la actual temporada– fue lo que la administración de la Liga le dio al ala defensiva de Cleveland, quien no dudó en acusar al quarterback de los Steelers de provocarlo con palabras racistas, por lo que decidió apelar la sanción.
Este miércoles, la NFL dio a conocer que la apelación de Garrett no procedió y no podrá tener actividad o cobrar su sueldo durante lo que resta de la campaña. Al término de la misma, podrá reunirse con el comisionado Roger Goodell para discutir su futuro, aunque se especula que sólo se definirá la cantidad de juegos que se perderá de la temporada 2020).
Además, deberá pagar 45 mil 623 dólares por su conducta.
Maurkice Pouncey, el centro de Pittsburgh que también participó en la riña, había recibido tres partidos de suspensión, pero le fue reducida a dos.
Éste es el comunicado que emitió la NFL:
«Los oficiales encargados de las apelaciones, Derrick Brooks y James Thrash, en conjunto con la NFL y la Asociación de Jugadores (NFLPA), han alcanzado una decisión en cuanto a la audiencia por las medidas disciplinarias impuestas a Myles Garrett y Maurkice Pouncey tras el partido entre Pittsburgh y Cleveland de la semana pasada.
Thrash ha mantenido todas las medidas impuestas a Myler Garret. Brooks redujo la suspensión a Maurkice Pouncey, de tres a dos partidos, y mantuvo la multa de $35,096 dólares».